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Un mundo post apocalíptico

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De nuestra gustada sección: LEER DC, desde la cual promovemos la lectura entre la comunidad latina de Washington a través de reseñas de libros que se pueden encontrar en la Biblioteca Pública de la ciudad. Recuerde, usted puede seleccionar su libro en línea y los empleados se lo apartarán a su nombre y entregarán en la puerta. No dejen de leer

“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. Jorge Luis Borges

Las novelas de zombis no son una tradición de la literatura latinoamericana, más bien son la excepción. “Ellas se están comiendo al gato” es una de esas historias raras en la que los personajes luchan contra muertos vivientes, apenas la libran y se escapan por un pelo de gato de los zombis.

El último periodista latinoamericano intenta salir de la ciudad en busca de un hipotético refugio de humanos acompañado de la bella y ruda Liliana. En una primera lectura podríamos quedarnos con esa información, sin embargo por obvias razones, la novela tiene otras lecturas de trasfondo: ¿no es acaso que todos nosotros nos estamos convirtiendo en muertos vivientes?  Nada más que en zombis atrapados por nuestros teléfonos, por nuestras tablets, por unos gobiernos que nos lavan el cerebro y compañías multinacionales transas que nos venden porquerías en muy buenos anuncios, y nos convencen de sus acciones poco éticas. ¿Acaso nos hemos convertido en caníbales; en pelea a muerte uno contra otro? ¿En fiambres indolentes de lo que pasa a nuestro derredor? Si o no, el caso es que la ciudad está llena de bandidos, de asesinos, de secuestradores, de gente que quiere lo tuyo de cualquier forma y por las malas, monstruos. Y no están muertos, están vivos y eso es más peligroso. Seguramente esto es verdad en países como Colombia o México, donde la violencia ha llegado a grados nunca antes vistos. ¿Quiénes son los muertos y quiénes son los vivientes; los muertos de miedo o los muertos de odio; los vivientes apenas llevándola, o los pasados de vivos que gastan y se protegen en grandes bardas y se llevan todo el dinero?  

Por supuesto la novela en el fondo es una broma de este autor que se burla tanto de la muerte como de la vida, y nos pone un caso extremo de contaminación en la que los hombres mueren, pero continúan de pie; caminan, siguen existiendo pero han pasado a mejor vida, con el cerebro carcomido, los ojos inflamados y el habla completamente transformada en gorgoteos. Aunque suena grave, la novela es bastante simpática y se lee de un sentón. “Ellas se están comiendo al gato” va ya en su cuarta edición, lo cual es siempre un buen signo para una obra. ¿Quién es usted querido? parece decir el autor, dado que la violencia nos convierte a todos en zombis. Pero también el miedo nos convierte a todos en seres vivientes apenas, en seres sin alma. De una u otra forma los que ejercen la violencia se convierten en muertos putrefactos que van dejando su peste, su miseria, su dolor y su desgracia a su pasó, los sicarios cobardes que trabajan para los carteles y el hampa. ¿No son acaso las mafias un tropel de zombis? En el momento en que todo se convierte en un círculo vicioso; en que todos morimos para volver a renacer, no vamos a ningún lado, más allá de la putrefacción. Lo interesante de esta novela es justamente esa gran metáfora, en la que el autor nos deja abiertas todas esas posibilidades sin equivocarse ni un minuto; a sabiendas de que con sarcasmo y broma podemos no sólo burlarnos de la realidad, sino poner atención en los problemas sociales que nos aquejan. ¿Acaso no somos cadáveres vivientes en sociedades donde impera la violencia no sólo en nuestras televisiones, en nuestras computadoras, pero en nuestras vidas diarias y en nuestras mentes? El autor en un arranque de sinceridad nos dice: Me parecía aburrido escribir sobre lo mismo: los próceres, la guerra, los sicarios, la mafia, el secuestro. Por eso escribí la historia de los muertos vivientes… les tengo miedo a los seres humanos, a los monstruos les guardo respeto”.

Ellas se están comiendo al gato, Miguel Ángel Manrique. Editorial Tusquets, 2016

Alberto Roblest