By hola | Published | No Comments
No todas las baladas invitan a bailar, otras son muy tristes y otras más tristísimas, como lo son los acontecimientos de esta novela negra de muy buen ritmo y descripciones fronterizas. El escenario es el desierto que corre paralelo al muro de la vergüenza que divide México de los Estados Unidos, un pueblo triste, solitario y amargo como hay tantos de uno y otro lado, y lleva por nombre “Perros Muertos”. Es ahí, apenas donde acaba la demarcación, donde aparece un cementerio clandestino sin cruces ni epitafios, pero eso si montones de huesos y pruebas forenses. ¿Es un asesino solitario el autor de estos horribles crímenes? ¿El narco, o un grupo de malvivientes los que realizan estos actos deplorables? ¿Es el coto de caza de algún grupo de rancheros gringos? ¿O es parte del mismo negocio de tráfico de seres humanos tan común en esta parte del mundo?… Lo que parece evidente es el acto de violencia irracional en contra de las mujeres.
La apatía oficial, la falta de seriedad en contra de un acto de lesa humanidad. Desde el primer capítulo nos damos cuenta que este libro está escrito por un periodista y que cualquier semejanza con la verdad es pura coincidencia. Con un buen manejo del idioma, la tensión y la sorpresa, este libro va armando poco a poco los cabos hasta un final que nos deja con un mal sabor de boca. ¿Qué terrible verdad se esconde eh aquel lugar donde se han visto perros hambrientos tratando de saciar su hambre? Balada de Perros Muertos no es sólo una ficción salida de la imaginación, sino una denuncia de un caso que aún sigue abierto y no se ha resuelto: los crímenes a las mujeres migrantes que trabajan en las maquiladoras y/o tratan de emigrar para solucionar su vida y que solo desaparecen bajo el espejismo de un oasis… no un un oasis cualquiera, sino el que produce el desierto de la frontera. Ganador del premio Alfons el Magnanim de Valencia, Balada de Perros Muertos es un libro que no perdona a nadie, porque como se dice: nadie es inocente.
Balada de Perros Muertos, Gregorio León. Ediciones Nowtilus, 2009
Recomendable ***