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Las tertulias fueron una tradición durante muchos años en América Latina y en algunos países todavía existen. En las tertulias surgieron proyectos literarios, se formaron escritores, surgieron suplementos culturales y por supuesto los críticos. Todo esto antes de las escuelas de periodismo, las casas de cultura y las editoriales alternativas. Pero las tertulias también demostraron su relevancia social, sobre todo en tiempos difíciles, violentos e irracionales…
Hacia 1900, las tertulias –y de modo notable las tertulias literarias en América Latina– se reunían en casas particulares. En Colombia en 1900 tuvo lugar un motivo especial para una vida retraída: la Guerra de los Mil Días (guerra civil de octubre de 1899 , a noviembre de 1902), con los consecuentes alborotos, toque de queda e inseguridad general.
“La violencia después del 31 de julio, había hecho de la vida bogotana una larga pesadilla, con mucha gente en las cárceles, con la arrogancia de los esbirros en las calles. No había ni diversiones, ni teatros, y las relaciones sociales se habían tensado mucho a causa de la división de los colombianos entre dos bandos terribles que se debatían con singular arrojo en los campamentos”. (Felipe Restrepo David, “Voces en escena: dramaturgia antioqueña”. Fondo Editorial Ateatro Revista, 2008)
Un grupo de poetas, artistas y literatos tomó la iniciativa de reunirse durante las horas de toque de queda para recitar versos, improvisar sainetes, epigramas, sonetos y otros géneros poéticos, sin faltar, claro, la oportunidad de tomar un poco de ron para amenizar la atmósfera. Asi nació la tertulia, misma que comenzó a crecer, pero también a depurarse. Se le bautizó como la Gruta Simbólica, llegaron a contarse unos 70 miembros. “Simbólica” en honor de la escuela simbolista que encabezaban en Europa Mallarmé, Verlaine y Baudelaire.
Esta tertulia puede considerarse como un fenómeno de transición entre las tertulias privadas, hacia las públicas, que después se ampliarían con los años a los cafés, las peñas, los parques, etc. Lo cierto es que la Gruta Simbólica, al igual que otras tertulias que celebraba sus sesiones en casas particulares, cambió de sede varias veces –aunque la mayoría de los encuentros se realizaron en la casona de Rafael Espinosa Guzmán-, para cuando esto pasa se trata ya de tertulias semipúblicas. La Gruta Simbólica existió hasta de1899 a 1903 es decir, hasta el final de la guerra civil y un poco más. Alberto Lleras Camargo la apreció desde la retrospectiva:
“La «Gruta Simbólica», que pasó por ser un aquelarre sádico, no fue más que una tendencia a establecer un Montmartre entre nosotros. Un sitio neutro en el que incluso los adversarios políticos y literarios se dieron cita”.
Colombia representaba un caso muy curioso: A mediados del siglo XIX, cuando en Europa se bebía café ya desde cientos años atrás, o en otras partes de América y el mundo también, los colombianos todavía rechazaban decididamente ese “impúdico brebaje”, como José María Vergara y Vergara lo motejaba en sus tan conocida colección “Tres tazas”.
En Medellín, el café “El Globo”, a unos metros del Parque de Berrío, fue el que dio vida al grupo literario los Panidas (1914) y la revista que llevó el mismo nombre. Cercanos a los Panidas, los Arquilókidas, ambos grupos causaron sensación entre sus contemporáneos y dominaron el ámbito del café con animados debates y discusiones. Las tertulias reunían a un grupo heterogéneo de poetas y escritores que irrumpió en los cenáculos capitalinos con pretensiones de asumirse como una nueva generación, con nuevas ideas, políticas y literarias, pero sin presentar en ninguna de las dos disciplinas una concepción unitaria. Cuando, al cabo de pocos años, la censura los puso en jaque mate se transformaron, junto con otros, en el grupo: Los Nuevos.
La tertulia de Los Nuevos se encontraba diariamente en el Café Windsor. Juan Lozano y Lozano recuerda: “Formábamos nosotros el núcleo permanente del Café de Windsor; y a nuestra mesa reservada y tenida casi en propiedad, caían para discutir y hablar y recitar […] tantos otros que en el mundo de las letras y de la política han venido dirigiendo en los últimos años la vida nacional”.
Mucha de la literatura latinoamericana de principios del siglo XX se escribió en cafés. Producto de las tertulias surgieron grandes escritores, escuelas, grupos y obras memorables. Como este poema del colombiano Luis Vidales (1904–1990).
César Espinosa