By hola | Published | No Comments
Afirman los artistas que un retrato se puede expresar de múltiples formas, usando diferentes materiales y aplicando diferentes técnicas; y que puede ir de algo muy simple a otra cosa muy elaborada. Que un retrato a veces es evidente y en otras es conceptual, como en el caso de las obras de Felix González Torres. Lo que es indiscutible y nadie niega es que cada una de las piezas que realiza un artista a lo largo de su vida contiene algo de su persona. “Siempre Regresar”, se titula la nueva exhibición de Felix Gonzalez Torres (1957-1996) en The National Portrait Gallery de Washington D.C. La obra de este artista visual, de origen cubano, se ubica dentro del minimalismo y conceptualismo, y refleja sus preocupaciones en torno al estigma de ser gay en una sociedad hipócrita, el derecho del individuo a expresarse abiertamente, y su oposición a un sistema opresivo y represor.
Sus obras, aparentemente sencillas y sin muchas complicaciones técnicas, están realizadas con objetos de la vida cotidiana, como bombillas eléctricas, relojes de pared, impresiones en papel, fotografías y caramelos. Algunas de sus piezas reflexionan en torno a la desmitificación del arte. En su opinión, el arte no es algo estático e intocable, sino que puede cambiarse, modificarse e incluso comerse, como es el caso de las instalaciones donde emplea caramelos, estos son el retrato a su padre que no lleva título “Sin título (Retrato de mi papá), o el retrato a su pareja sentimental que falleció de SIDA, “Sin título” (Retrato a Ross en LA). Esta pieza pesa 175 libras justas, peso de su pareja al fallecer, y el uso de los dulces es para expresar su amor por ellos.
Otro de los retratos de la exhibición, es el dedicado a Walt Whitman, que como sabemos no sólo no tuvo empacho en expresarse como gay en una época donde era mejor quedarse en el closet, sino que también modificó y cambió su obra maestra “Hojas de hierba” en varias ocasiones, modificandola, ampliandola o cortándola. González Torres compartía con Withman el precepto de que un retrato puede cambiar todo el tiempo, justamente como nosotros frente al espejo, frente a la edad o frente a los altibajos de las tribulaciones. La obra de Felix González Torres fue controversial en su momento, particularmente en un Nueva York donde el SIDA causó estragos.
Su obra pertenece a la corriente artística denominada conceptualismo y minimalismo de moda en los 90s. En esta escuela la obra depende mucho del espectador y su lectura, para adquirir sentido. Es por eso que la mayoría de sus piezas no llevan título, aunque entre paréntesis nos ofrece una pequeña guía para que nos imaginemos un poco qué es lo que el artista está intentando decirnos.
La exhibición está dividida en diferentes locaciones dentro del mismo museo, y los curadores tuvieron el acierto de entablar relaciones entre las piezas de González Torres y algunos de los retratos existentes en la institución. Un ejemplo de esto es la pieza titulada “Muertos por arma de fuego” de 1990, donde se asocia la pintura grupal “Hombres de Progreso” de 1862, (en la cuál aparecen los grandes inventores del siglo XIX, varios de ellos tipos cuestionables, como Samuel Colt), en asociación con una copia en papel de un artículo de 1989 de la revista “Time”, en el cual aparecen las fotos de las 464 víctimas por arma de fuego de ese año. La obra de Félix González Torres es una obra no para el gusto de todos, ni tampoco para el entendimiento de cualquiera, sin embargo es una obra de su tiempo, y exige de la participación del visitante; quien debe descifrar el significado a traves de asociaciones y relaciones simbólicas que se convierten en el puente entre el realizador y el espectador.
“Siempre regresar” es una exhibición valiosa, particularmente en un momento cuando la inmoralidad y el cinismo gobiernan disfrazados de valores, y vuelven los estigmas contra las comunidades LGTBQ
Siempre Regresar, Felix Gonzalez Torres, National Portrait Gallery
Alberto Roblest