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Para muchos latinoamericanos y especialmente mexicanos, el tema de la “Conquista” siempre ha sido controversial. Matthew Restall, profesor de historia en Penn State, nos vuelve a recontar y a cuestionar este evento con nuevas interpretaciones e incógnitas usando como eje de la narración: el encuentro/rendición entre el conquistador europeo Hernán Cortés y el tlatoani mexica Moctezuma.
Ambos personajes se reunieron la mañana del 8 de noviembre de 1519 en Tenochtitlan, hoy Ciudad de México. Las versiones predominantes y tradicionales de este encuentro han sido desde la perspectiva europea y de acuerdo a “Historia verdadera de la conquista” (1632) de Bernal Díaz del Castillo. Al parecer Bernal durante la toma de Tenochtitlan, estaba en la retaguardia en Veracruz; era probablemente analfabeto; y una de las versiones sobrevivientes en forma de manuscrito en de la historia Guatemala fue hecha por el hijo de Bernal. Y aún más, es probable que el mismo Cortés fuera el coautor de esta historia.
En el texto se sugiere que el grupo funcionaba más como una operación gansteril de empresarios-pandilleros llena de traiciones y luchas por el control del poder. Una de las causas de esta expedición fue el colapso apocalíptico social, ecológico y económico de los medios de subsistencia en el Caribe al destruir las poblaciones de las islas en menos de 3 décadas. La expedición llegó en 1519 el jueves santo a la bahía de Veracruz, y desembarcó el viernes santo. Moctezuma había seguido todos los movimientos de la expedición y para el domingo de resurrección, tres días después, los emisarios del emperador ya habían llegado a las costas del Golfo a invitar a los recién llegados a visitar Tenochtitlan. Es en este punto en donde Restall cuestiona quién estuvo a cargo de este encuentro. El autor propone que Moctezuma fue quien lo impulsó, desde un primer momento, el encuentro entre ambos.
Moctezuma era un ávido coleccionista de rarezas, tenía un gran zoológico y poseía una colección no sólo de artefactos sino de seres humanos deformes. Esta fascinación y curiosidad por la otredad fue lo que atrajo a Moctezuma a invitar a estos nuevos visitantes. Y aun probablemente cuando los conquistadores estuvieron de visita en Tenochtitlan su destino final quizás hubiera sido el sacrificio. Es también en este punto donde Restall cuestiona la leyenda de Quetzalcóatl como una invención nemotécnica usada para justificar la “conquista” espiritual de los europeos. En esta leyenda se postula que Quetzalcóatl había llegado anteriormente a Mesoamérica trayendo la civilización y el cristianismo a Mesoamérica.
En la cultura popular en México se habla que la conquista la hicieron los indios, la independencia la hicieron los gachupines y la revolución la hicieron los ricos. En la historiografía tradicional se habla de las alianzas con los tlaxcaltecas. Pero quizás la más importante fue con la de Texcoco, que formaba parte de la Triple Alianza que estaba formada por Tenochtitlan, Tlatelolco y el mismo Texcoco. Estos factores cambian mucho la visión de la serie de eventos sucedidos en 1519. No sólo europeos e indígenas mesoamericanos intervinieron, también llegaron contingentes del Caribe –Taínos– y Africanos.
El tema de estos eventos históricos ha inspirado varias óperas europeas Moctezuma (1733) de Antonio Vivaldi, y Hernán Cortez (1809) de Gaspare Spontini. En la memoria histórica de los Estados Unidos, el tema recobró auge en el siglo XIX principalmente con el libro de William H. Prescott The History of the Conquest of Mexico (1843), que fungió como guía histórica del expansionismo estadounidense durante las intervenciones militares de 1847 y 1914. Este tema se encuentra esculpido en la Rotonda del Capitolio en Washington DC. El friso diseñado por Constantino Brumidi en 1859, de la Historia Americana, en las escenas 3 (Cortes y Moctezuma en el Templo Mexicano) y la 15 (La entrada de la armada Americana a la Ciudad de México). Estas dos composiciones enfatizan la ideología decimonónica del Destino Manifiesto: la rendición de Moctezuma en 1519 y la de Antonio López de Santana en 1847. Después de que los marines participaran en la captura de la Ciudad de México y el Castillo de Chapultepec (también conocido como los Salones de Moctezuma) en 1847, se incluyó El Himno de los Marinos las la siguiente estrofa “Desde las Salas de Moctezuma / hasta las costas de Trípoli / Luchamos en las batallas de nuestro país, / En el aire, en tierra y mar”.
When Montezuma Met Cortes: The True Story of the Meeting that Changed History, By Matthew Restall. Publisher, Ecco / HarperCollins 2018
Roman Santillan