By hola | Published | No Comments
De nuestra gustada sección: LEER DC, desde la cual promovemos la lectura entre la comunidad latina de Washington a través de reseñas de libros que se pueden encontrar en las Bibliotecas Públicas de la ciudad.
Publicado en Guatemala, este libro es un muy buen ejemplo de literatura salvadoreña, y coloca a Jacinta Escudos como una de las más interesantes plumas centroamericanas hoy en día. Cómo se leen en la contraportada, su escritura radica en una obsesión íntima, existencial por la expresión artística auténtica.
Los nueve cuentos que conforman el volumen son en torno al sentimiento en sus múltiples “caras”; dígase el amor, la soledad, la tristeza, el desconcierto y otros formas de estar en el mundo. Esta serie de relatos intentan explican cómo es que nos movemos cuando el yo interno y profundo nos habla al oído.
“Ahora Me detengo. Ahora me preguntó para mí qué esta manía enfermiza de escribir lo que me pasa, para qué, para quién, qué por qué. Por qué siempre que ocurre algo, en particular los dolores de mi vida, porque tienen que terminar en esto, en un pedazo de papel, en un montón de palabras con la pretensión de estar bien escritas. Para qué. Para qué vivir las cosas, las personas, y luego trastrocarlo todo al papel.”
Es evidente el sentimiento que contienen estos relatos, en ocasiones fantástico y en otros brutal. Imágenes en ocasiones llenas de desolación y en otras de una emoción melodramática que raya en lo cursi; aunque siempre dentro de un entramado filosófico o lingüístico. En “Materia Negra”, un profesor de astronomía de una prestigiosa universidad viaja a Japón para una conferencia con una de sus alumnas; la más destacada e inteligente por supuesto, quien además es bonita y joven. Victoria Valderrama, la estudiante que lo pone en aprietos y con la cual tiene fantasías. La misma chica con la que él sabe no puede tener relaciones, pues es un hombre mayor, un hombre casado, con compromisos y una cierta posición… y todo eso está en juego si él cruza la línea que por un momento está a punto de romperse, pero sensato al fin como todo profesor, deja a ella en la puerta de su cuarto en el mismo hotel en el que están alojados… al menos eso creemos, pues también podríamos pensar lo contrario y entregarnos a la fantasía y escoger la aventura con todo el riesgo que implica. El cuento que lleva el título del libro es la historia de una mujer mayor que tiene un pequeño desliz con un muchacho, más joven que ella por supuesto, aunque no hay prejuicio, no hay un efecto moralizante y no pretende tampoco criticar, o burlarse de ese tipo de relaciones que son muy comunes entre los hombres; un hombre viejo con una mujer joven y no a la inversa. En otro texto, una persona depende solamente de su televisión como contacto con la realidad, con el sentimiento y como una posibilidad de mantenerse con vida; cómo si a través de los comerciales y los filmes vistos una y otra vez se llevará aire a los pulmones. “Morir debe ser eso, como no tener televisor. Como la pantalla oscura y el silencio mientras sabes que, en otra parte, otras personas siguen viendo sus televisores, que siguen existiendo…”
Jacinta Escudos es una de las más reconocidas escritora salvadoreñas que existen en la actualidad, y es muy difícil de ubicarla en una tendencia, una escuela o una caja literaria cómo gusta a los críticos. Ganadora de varios premios y residencias artísticas, Jacinta ha viajado mucho y ha vivido en otros países, incluso Europa. Lo cual le ha dado la oportunidad de apropiarse de esas otras formas de pensamiento, de estas otras sociedades y eso plasma en sus letras que se escapan del regionalismo que impera en muchas de las historias centroamericanas.
Crónicas para Sentimentales, Jacinta Escudos, Ed. F&G editores Guatemala 2010
Alberto Roblest