By hola | Published | 2 Comments
HC tiene el agrado de darles la bienvenida a nuestro número especial dedicado al barrio.
Barrio. Palabra sonora de doble erre y diptongo abierto muy propio del idioma español; que a diferencia de una colonia, o un vecindario, se caracteriza por su sentido de clase, de identidad y pertenencia. De origen popular, esta subdivisión de una ciudad o de un distrito, guarda sus propias características y preserva las tradiciones del grupo que la habita.
En los Estados Unidos la palabra se usa por vez primera en la ciudad de los ángeles, donde se asientan las primeras comunidades méxico-americanas en las décadas de los ’30s y ’40s del siglo XX. En el barrio se come tortilla, se baila danzón, huele a chile sazonado y las abuelas se asoman todas las tardes por las ventanas, mientras los jóvenes en las esquinas dicen albures o tocan el tambor y las maracas. Se escuchan también piropos, acentos y la gente va a la bodega a surtirse para su semana. Se hacen los chismes, las comadres engordan y todo el mundo se pone guapo para ir a la iglesia el domingo, y las jovencitas sueñan con una despampánate fiesta de quince años.
También por supuesto está el brujo, el santero y la que avienta las cartas o lee el futuro. Los personajes no faltan; el guapo, la de los cascos ligeros y los chicos malos ensayando caras de odio para espantar a sus adversarios. El borrachito, los recién llegados, el que tiene doce hijos y no se da abasto. El artista, los músicos, el que hace la crónica y el joven estudiante que trabaja dos turnos para mantenerse a flote, o el padre que hace malabares. Rentas baratas, rentas congeladas, un poco de mugre y una fuerte presencia policiaca. El lugar sagrado donde un grupo de personas hace familia y crea alianzas, porque el barrio no es lugar físico que pueda destruirse con buldozers, altas rentas o cucarachas doradas que se apropien de las casas.