Health / Immigration

Alfredo Quiñones Hinojosa: el neurocirujano ilegal

By hola | Published December 1, 2014 | 5 Comments

“La gente piensa que ser inteligente es saber fórmulas, pero no, la verdad es que la inteligencia se mide con la habilidad de salir adelante, y solucionar retos que se ponen enfrente.”

En este momento histórico en la que está en juego la propuesta inmigrante para la comunidad latina y se cuestiona la aportación de los ilegales a este país, HC decidió hacer una entrevista a uno de los más importantes neurocirujanos en el mundo de la medica y la investigación. 

El doctor Alfredo Quiñones Hinojosa es uno de los más renombrados hombres de ciencia en Los Estados Unidos. El doctor Q, como lo conocen sus colegas, opera unos 250 tumores cerebrales cada año. Usa su sala de operaciones como una extensión de su laboratorio, dado que desde unos años a la fecha, está trabajando en un método para utilizar las células grasas para combatir el cáncer cerebral. El doctor Quiñones Hinojosa, nació en Mexicali en 1968 en una familia humilde de la zona de Palaco, en Baja California México. Su ejemplo, es con todo, una de las experiencias más increíbles e inspiradoras de un inmigrante indocumentado, como muchos otros, que logró realizar su propio sueño americano gracias a su esfuerzo, inteligencia y trabajo. A los 19 años, sale de México a los Estados Unidos como un trabajador ilegal, empieza a trabajar en el campo con sus manos y a aprender inglés. “Que de repente, así como levantaba aquellos tomates en el campo, aquellos melones, empezó a levantarse a sí mismo, hasta llegar a la universidad de California en Berkeley, y luego lo aceptan en Harvard donde da el discurso de graduación,” en palabras del propio doctor. Hoy en día, es Catedrático en Neurocirugía, Oncología, neurociencia y medicina molecular y celular. A la vez, dirige paralelamente en Baltimore el Programa de Cirugía de Tumores Cerebrales de la Universidad Johns Hopkins Bayview Medical Center y el Centro de cirugía de la hipófisis de la misma institución.  “A la fecha, continuo siendo el mismo niño, no he cambiado. Continuo siendo tan inquieto como siempre y esa misma inquietud me ha llevado a ser científico en una de las áreas más difíciles de la ciencia, que es la neurocirugía.”

Hola Cultura tuvo el honor de platicar con el Doctor Quiñones en torno a la inteligencia, la lectura y la importancia de soñar. 

“La gente piensa que ser inteligente es saber fórmulas, pero no, la verdad es que la inteligencia se mide con la habilidad de salir adelante, y solucionar retos que se ponen enfrente.”

HC-¿Cuándo descubrió ser neurocirujano? Y/O  ¿Cuál fue el momento clave en su juventud, en su decisión de hacerse doctor?

Tú sabes que muchos niños saben desde jóvenes que van a ser doctores, yo no sabía te lo aseguro. Eso es lo que les digo a los jóvenes en la actualidad. Pero lo que sí sabía, no importara lo que fuera de mi vida, es que yo tenía que trabajar duro, arduamente, eso era claro. Mi abuelita fue curandera, en los ranchos, en los ejidos, y yo pienso que ella tuvo una influencia muy grande en mí. Ella no hablaba mucho, pero era una persona sabia y de una personalidad muy fuerte. Lo que pasó, es que como veía que la respetaban mucho por ser curandera y partera, entonces yo pienso que ese gusanito entró en mí.

Yo no me doy cuenta de que iba a entra en la facultad de medicina hasta que no estaba ya en mi último año en Berkeley. Apliqué a la facultad de medicina a ciegas y me fascinó, después me aceptan en Harvard y ahora aquí estoy. Yo no tenía amigos neurocirujanos, no tenía familiares médicos, pero me fascinaba el cerebro, que es la frontera inexplorada del hombre. Empecé a trabajar en el laboratorio haciendo experimentos en cerebros de animales, empecé a soñar que quizá algún día con mis manos, iba a tocar el cerebro humano, y así fue como de repente me vi en un quirófano en una situación en Harvard, y me enamoré del cerebro. Entonces esa semillita empezó a crecer, llegó a ser una planta, hasta lo que soy ahora.

HC-¿Cómo definiría su profesión?

Alguna vez fui mecánico, en el rancho de donde es mi familia. Inclusive reparé un motor de 6 cilindros de un Chevrolet. Fue una de las primeras hazañas de trabajar con mis manos. En la actualidad, me considero un artista. La gente piensa que soy un cirujano, un científico, pero la verdad es que yo me considero un artista, te lo digo de todo corazón. Cuando voy al quirófano, miro un tumor y lo miró como una escultura; pero en vez de formar algo, dejó un hueco. Hay que tomar en cuenta de que en el cerebro hay estructuras, nervios, vasos sanguíneos y zonas que no se pueden tocar porque el paciente puede quedar ciego, perder el habla, no recordar, etcétera. Entonces con el mismo cuidado que un artista, empiezo con las manos, pues todas estas cosas están ligadas, como el motor de la mecánica, y son parte de quiénes somos nosotros, a hacer ajustes. Nuestro cerebro es una obra de arte, no hay duda de eso.

“La gente me ha dicho que porque soy tan suertudo, y yo les respondo que no soy suertudo, que yo trabajo y me dedico a trabajar, y eso es justamente lo que me ha hecho triunfar.”

HC-¿Cómo ha sido su desarrollo y cuáles los obstáculos para llegar a donde se encuentra ahora?

Pues el desarrollo ha sido trabajo, trabajo y trabajo. La gente me ha dicho que porque soy tan suertudo, y yo les respondo que no soy suertudo, que yo trabajo y me dedico a trabajar, y eso es justamente lo que me ha hecho triunfar. Y entre más trabajo, más suerte tengo, y eso es parte del desarrollo. La trayectoria no ha sido sencilla. Es la historia del inmigrante que estudia inglés y entonces empieza ascender al sueño que tiene y quiere superarse. Gracias a mi inquietud, quiero ser diferente. Quiero ser una persona que estudia sin parar y de repente me pregunto: ¿bueno y cómo llegar a Harvard? Creía en mí. Entonces mandé una aplicación y ya está. Si no crees en ti mismo, pues jamás te van a aceptar. Yo creo que el reto más grande que tuve en mi vida, y sigo teniendo, es creer en mí mismo. Es el saber que lo que estoy haciendo en mi vida tiene un sentido profundo, como el curar pacientes con mis manos, encontrar una cura contra el cáncer que es lo que hago hoy en día. Que la búsqueda que hago en el laboratorio es importante y tiene un significado profundo. No estoy hablando solamente de la esperanza científica, o la esperanza médica, sino de la esperanza de que una persona tan humilde como yo, pueda llegar hasta dónde estoy. De que todos podemos. Imagínate tantos otros jóvenes que se imaginan a sí mismos más allá de sus limitaciones y son inteligentes, imagínate lo que pueden hacer con sus vidas. Eso trasciende culturas, religiones y países, es el sueño de salir adelante, de sobresalir, triunfar y llegar a otro punto en la vida. Es el sueño americano, el sueño del hombre.

HC-¿Hay una forma de hacer crecer nuestra inteligencia –hacernos más inteligentes-, o es que ya nacemos con un determinado IQ y de ahí no pasamos?

El cerebro es un músculo que crece según lo ejercites. Yo me levanto todas las mañanas a las 4 o 5 de la mañana, hago ejercicio para los otros músculos de mi cuerpo, después hago también un poco de meditación. Repito, el cerebro es un músculo y entre más lo uses, más conexiones se forman, entre más conexiones se forman, más fácil es aprender cosas. La gente piensa que ser inteligente es saber fórmulas, pero no, la verdad es que la inteligencia se mide con la habilidad de salir adelante, y solucionar retos que se ponen enfrente. Entre más aprendo temas y utilizo mi cerebro, más fácil será salir adelante por definición. Yo le digo a mi hija de 9 años, que entre más use su cerebro más fuerte lo va a tener y más fácil será triunfar.

HC-¿En qué parte del cerebro se encuentra nuestro gusto por las expresiones artísticas –o dónde es que almacenamos la cultura-?

Lo que está pasando en la actualidad, es que nos hemos dado cuenta de que hay partes del cerebro que son inexploradas todavía. Estamos empezando a entender mejor nuestro cerebro, pero aún falta mucho por entender y explorar. El lóbulo occipital, donde miramos, está conectado con el lóbulo parietal, donde se almacenan las matemáticas. En el lado izquierdo, se encuentra el habla. La audición  y la visión están desparramadas en diferentes regiones.  El lado izquierdo maneja el lado derecho de nuestro cuerpo y el lado derecho maneja el lado izquierdo. Hay diferentes conexiones, nada más que como en un árbol. Entonces es difícil saber exactamente dónde están almacenadas las cosas, el cerebro es tan complejo que aún no lo entendemos del todo. El cerebro es un milagro, por eso le llamo la obra de arte del hombre, la obra de arte más importante de la humanidad.

HC-¿Es importante leer? ¿Qué función cumple la lectura en el cerebro? 

La lectura no nada más te hace soñar, sino que además te hace pensar. Te hace despertar, te hace abrir los ojos y mirar cosas, entender y reflexionar.  Y cuando reflexionas, formas nuevas sinapsis en el cerebro. Cuando formas nuevos enlaces formas nuevas preguntas que te estás haciendo y eso te hace más crítico, lo cual te hace vivir. Creo que todo empieza en la lectura, y cuando digo lectura, no estoy hablando solamente de grandes libros de ciencias, matemáticas o cosas académicas, sino cualquier tipo de lectura. Yo les digo a los padres que deben inculcar a los niños a leer desde pequeños, es una forma de darles algo a futuro, una herencia. Cuando yo era niño, leí a Kalimán (comic mexicano de gran popularidad que tiene entre sus facultades la de la telepatía, el hipnotismo, la telequinesis, el desdoblamiento corporal, la levitación y el conocimiento de lenguas, culturas diversas y conocimiento científico), un superhéroe que me encantaba porque me hacía soñar y aprender. Kalimán, al contrario de los héroes de revistas americanas, donde todos tienen superpoderes, él era muy normal. El máximo poder que tenía Kalimán es que se desprendía de sí mismo; además, leía mucho y aceptaba todas las culturas. Peleaba en contra de la injusticia, para lo cual utiliza solamente la concentración y la lógica. Me sigo identificando con él, porque si tú logras algo y te prometes algo, lo puedes lograr, te lo digo de todo corazón. Imagínate ser bueno, luchar en contra de la injusticia, leer mucho y entender todo. Eso te hace no tener barreras. Me fascinaba su multiculturalismo, no conozco a otros superhéroes igual a él.

HC-¿Pero tenía un tercer ojo, no?

El tercer ojo, así es como le llaman a la glándula pineal, que tenemos todos en la parte posterior del cerebro. Algunos dicen que es donde se ubica el alma (Descartes). Entendemos muy poco de ella, pero hay una fascinación por esa glándula. Dicen que es el tercer ojo, porque nos permite mirar cosas no precisamente como los otros ojos, sino mirar las cosas de una forma particular. Como te digo, el cerebro es la frontera inexplicable e inexplorada.

Albert Einstein hablaba mucho de los superpoderes del ser humano. Incluso los Estados Unidos invirtió mucho dinero durante muchos años de la guerra fría en esto de la telepatía. Einstein pensaba que toda la materia estaba conectada; que tú y yo, y todos estamos conectados de cierta forma, dado que todos somos partículas, átomos y todo eso. Así como la glándula pineal, hay partes del cerebro que tenemos subdesarrolladas, pero que a veces nos hacen mirar cosas que no podemos entender. “Serenidad y paciencia mi pequeño Solín”, solía decir Kalimán, y eso me digo cuando estoy en el quirófano. Ahí, la vida puede cambiar en cuestión de segundos. De repente, te encuentras con un tumor que tiene una gran cantidad de sangre, y en cuestión de segundos un paciente puede fallecer y ahí no puedes perder el control, ni tampoco ponerte nervioso. Debes conservar la paciencia, dado que si no, viene el caos y pierdes al paciente. Al momento de la cirugía, es cuando más tranquilo tienes que estar, cuando tu corazón tiene que estar más sereno que nunca, sino puedes perder todo.

“Es importante soñar, incluso despiertos. Yo les digo a los jóvenes que tienen que soñar, y tienen que imaginar un camino, pues eso es la vida.”

HC-¿Cómo mantener un cerebro sano?

Siempre recomiendo la meditación, el ejercicio de leer mucho; recomiendo escribir y descansar, alimentarse bien y dormir por supuesto. Cuando dormimos soñamos. Es importante soñar, incluso despiertos. Yo les digo a los jóvenes que tienen que soñar, y tienen que imaginar un camino, pues eso es la vida. Por supuesto que la vida te va a poner obstáculos, pero saber soñar es la única forma de salir adelante y encontrar una pasión en la vida. Yo les digo a mis estudiantes qué sueñen, porque al momento en que dejas de soñar, dejas de existir. Tenemos la responsabilidad de que los jóvenes entiendan esto, y los jóvenes tienen la responsabilidad de superarse y darse cuenta que su futuro no es cierto, si no se trabaja y se hacen esfuerzos, trabajar arduamente.

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