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Yo también hablo de la rosa

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El mensaje crítico de la obra refleja perfectamente las realidades alternativas de nuestra sociedad contemporánea, en donde la representación y manipulación pegajosa de los hechos trata de borrar la realidad, y la vez desvincularla de cualquier coherencia.

En el prefacio de “Yo también hablo de la rosa”, en donde Carballido cita los poemas de Xavier Villaurrutia  “pero mi rosa no es la rosa fría…” y el de Sor Juana Inés de la Cruz “Amago de la humana arquitectura…“,  se emplea a la rosa como símbolo de la experiencia humana, de lo intrincado de su composición. En la obra se incluyen el símbolo azteca de rosa corazón y el aforismo de Gertrude Stein “A rose is a rose is a rose…”. O quizás al mismo Shakespeare “… a rose by any other name would smell as sweet.” En esta obra, la flor representa lo complejo de la existencia humana y la naturaleza de su realidad. Esta preocupación con la realidad y sus múltiples facetas fue una constante en la obra de este importante dramaturgo mexicano.

“La intermediaria” (Julieta Egurrola) abre la obra con un denso y simbólico monólogo, en donde divide un complejo y oculto patrón de resonancias e inflexiones, en las que el espectador está obligado a creer. Se refiere a sí misma como la recipiente de la información. El centro de la trama es la narración de dos preadolescentes, Toña (Sharon Desiree) y Polo (Steven Soto) que faltan a la escuela y están vagando por las calles de un barrio popular de la ciudad de México a principio de la década de los sesentas. Desvalijan un teléfono público y con el fruto del robo compran golosinas con los vendedores ambulantes. Miximino (Edwin B. Bernal) mecánico y cómplice de los adolescentes completa el triángulo de relaciones.  Durante su travesía por el barrio encuentran en montículo de basura, algo que de acuerdo con la imaginación de Toña es una maceta, pero resulta ser sólo un barril de metal lleno de cemento.  Comienzan a tratar de moverlo y logran rodarlo hasta un terraplén, y luego hasta las vías del tren, lo que provoca el descarrilamiento de un tren de carga.

A partir de este punto, la obra se estructura alrededor de las diferentes reacciones del incidente. Nadie está herido, pero podría haber sido, ¿qué no? ¿Fue un acto deliberado? ¿En qué medida deben ser castigados estos dos adolescentes? Los medios masivos de comunicación, representados por el voceador (Roberto Colmenares) que vende periódicos y anuncia el nefasto incidente, así como a sus responsables. La maestra (Marta Cartón) de escuela representante del establishment burocrático, ve a los adolescentes como practicantes del anarquismo anti-establishment. Sus madres (Lorena Sabogal y María Cartón) ven el crimen de sus hijos como una respuesta a la falta de la figura paterna. El psicólogo freudiano (Oscar Ceville) ve las acciones de los adolescentes como resultado de la libido reprimida. El economista marxista (Manolo Santalla) ve el acontecimiento como el proletariado reaccionando a años de subordinación y alineación. Durante algunas de estas escenas, Polo y Toña se convierten en actores que vuelven a representar sus propias acciones con cualquier inclinación que su intérprete decida darles. Pero los momentos de verdad no vienen de los personajes que intentan racionalizar las acciones de los adolescentes con sus diversas explicaciones.  Estos intérpretes son quienes dirigen las acciones a los personajes como si fueran marionetas de acuerdo a sus maniqueos intereses. Los pepenadores, los vendedores ambulantes y los vecinos tanto codiciosos como simpáticos son la versión del pueblo de Carballido. El vendedor de dulces (Chema Pineda-Fernández) quien le ganó los bolados a Toña y a Polo, los pepenadores que se roban las mercancías del tren descarrilado. Emilio Carballido (1925-2008) fue un autor prolífico, y es quizás el dramaturgo mexicano más representado en el continente latinoamericano.

De acuerdo con el director Hugo Medrano la decisión de llevar esta compleja obra al escenario de Gala ha sido un reto y un riesgo económico, pero el público ha respondido positivamente con sus sonrisas a esta caja de Pandora. Hay que ir a Gala para poder apreciar, reírse y reflexionar los destellos de las verdades alternativas.

Dicho sea de paso, felicidades al Teatro Hispano GALA por sus seis nominaciones a los  Premios Helen Hayes 2017 que celebran la excelencia en el teatro profesional en el área metropolitana de Washington, DC. La obra “Cervantes: El último Quijote” recibió cinco nominaciones y “El Paso Blue” recibió una, ¡en hora buena GALA!

Yo también hablo de la rosa de Emilio Carballido. Director Hugo Medrano. En español con subtítulos en inglés. Del 2 al 26 de febrero. Teatro GALA. More Info.

Roman A. Santillan