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Un gran árbol da una gran sombra
Dentro de los centenarios de este año -también célebre ya, por el fallecimiento de Gabriel García Márquez-, se encuentran no sólo el del poeta Octavio Paz, sino el de otros 2 importantes escritores mexicanos también nacidos en 1914 como es el caso de José Revueltas y Efraín Huerta. Dos hombres de palabra, dos figuras de las letras en América Latina.
Revueltas y Huerta fueron dos escritores de pluma incisiva. Ambos fueron acérrimos críticos no solo del sistema político mexicano, sino de acciones encubiertas y no, de los Estados Unidos hacia América Latina durante los años críticos de la guerra fría. Ambos considerados escritores de izquierda sufrieron la intimidación y el estigma de lo que eso significaba, uno un poeta y periodista, el otro un novelista y un activista político radical.
José Revueltas es uno de esos casos en los que la literatura y la crítica van de la mano. Uno de esos casos en los que la praxis es necesaria para que las letras tomen sentido. Nacido en Durango, este hombre de gran figura para la generación del 68, pasó más de 15 años de su vida en las cárceles mexicanas, no por otra razón que por levantar la voz y denunciar a los políticos corruptos y a los poderosos. Nacido en el seno de una familia de artistas, sus hermanos son celebridades de la historia cultural también. Silvestre Revueltas, gran compositor de música clásica y otra gran figura de la intelectualidad de su época, Fermin Revueltas, pintor; y la actriz Rosaura Revueltas recordada aún por su gran actuación en la película “La Sal de la Tierra” de Herbert Biberman.
Más que con la imaginación la obra de Revueltas está escrita con la experiencia de la dura realidad, la verdad de los perseguidos políticos, los hombres de convicciones y de todos aquellos que se enfrentan al sistema, cualquiera que este sea. Novelista, cuentista, profesor universitario y también ensayista dejó libros tan importantes como “Autogestión” que hoy en día es un clásico entre los jóvenes altermundistas, o como el “Apando” que narra las experiencias de un encarcelado en la prisión de Lecumberri; o el Palacio Negro, llamado así por su sórdida arquitectura e historias de brutalidad que se decía sucedían adentro.
En sus libros la temática es la soledad, la crisis existencialista de los luchadores sociales, el terror de la experiencia carcelaria y la crítica a la burocracia totalitaria del comunismo; al que también criticó. Quienes conocen su obra, que en realidad no son muchos pues como crítico del establishment su obra ha permanecido publicada en editoriales universitarias y de poco tiraje, comparan su obra a la de Chéjov o a la de Steinbeck, por sus descripciones poderosas y sus personajes desesperados. Durante el movimiento estudiantil de 1968 este autor fue encarcelado por su participación directa en el movimiento. Hombre de convicciones muy claras e incorruptibles, este héroe de las letras sufrió la persecución, la alienación y la tortura. Considerado como preso político, se supo muchos años después que la CIA siempre lo tuvo en la mira y el gobierno lo consideró peligroso. Este escritor, es sin lugar a dudas una de esas figuras que la historia recuperará algún día cuándo la hipocresía le reconozca su lugar en la república de las letras.
El segundo autor que celebra su natalicio este año es el poeta Efraín Huerta. Poeta de convicciones claras, poesía social y sin tropos cursis, siempre consideró que la palabra que no es crítica y la convicción que no es verdadera no tiene cabida en los diarios, libros o cualquier otro medio. Su poesía más que llena de sílabos rosas, metáforas, o metafísica, es una poesía directa aunque sin dejar de ser estilizada; del pueblo común, aunque sin llegar a ser panfletaria; política aunque sin llegar a ser retórica. Como poeta, Huerta se hizo acreedor a varios premios entre los que cuentan el Premio Nacional de Ciencias y Artes y el Xavier Villaurrutia. Sus obras más importantes son: Los hombres del alba, Poemas prohibidos y de amor y Estampida de poemínimos, entre otros. Para este hombre un poema es una crítica de la realidad, de la experiencia y de la vida. Su poesía se caracteriza por llegar más que al corazón, al espíritu y al alma. Como periodista y editor se valió de la denuncia como forma de autenticidad. Es autor de poemas como “Avenida Juárez” dónde un grupo de turistas norteamericanos arrojan a la basura una postal de la ciudad de México y haciendo gala de gran altanería se alejan exhibiendo su riqueza a los pobres en la calle que piden limosna.
The Library of Congress National Book Festival hosts a dialogue on the works of these three giants of Mexican literature on Sat., Aug. 30. See the Mexican Cultural Institute’s website for more information.