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Recordando a Borges 

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Nacido un 24 de agosto, pero de 1890, José Luis Borges sigue siendo un enigma, pero también un escritor para escritores, un gran fabulador y un autor de culto en los estudios de posgrado en varias universidades del mundo. Lo que sí es bien cierto, es que este autor continúa siendo uno de los misterios de la literatura latinoamericana, un pensador original y un tesoro de las letras en español. De acuerdo con su teoría un hombre de letras es primero y antes que nada un gran lector. A diferencia de la tendencia actual, Borges entendió que la literatura se crea sólo y antes de la lectura. En más de una ocasión se le escuchó decir algo como: “Nadie debería atreverse a escribir un libro sin antes haber leído al menos la mitad de una biblioteca”. Muchos jóvenes escritores creen que la escritura es un chispazo de intuición y otro tanto una llamarada de inspiración. Falso. La escritura no puede darse sin una sólida lectura que la respalde.

José Luis Borges 1

Cuando el polémico Borges fue editor rechazó a muchísimos escritores que escribían banalidades y los despreciaba. Para Borges la escritura era el máximo invento del hombre, la más sublime de las actividades humanas y sin duda la primera expresión del ser. Además, claro, el legado de la sobrevivencia, la cultura, la introspección y la imaginación.

A decir verdad, Borges fue un erudito y un poliglota, escribió reseñas, poesía, ensayo, cuentos, fábulas, parábolas y narraciones intrincadas de índole ontológica, o metafísica. Algunos de sus cuentos son textos analíticos en torno a la literatura misma.

Traductor, editor, y filósofo desde la imaginación, este autor fue conocedor no sólo de literatura de la antigüedad, sino un estudioso en literatura escolástica, literatura de la postguerra y, por si fuera poco, fanático de la novela negra y la ciencia ficción. En la década de los treinta y los cuarenta, reseñó cientos de novelas policíacas en diferentes revistas. Junto con Adolfo Bioy Casares, seleccionó y prologó los primeros números de la colección “El Séptimo Círculo”, misma que llegó a ser un suceso editorial. En la época de Borges escribir un libro era casi una hazaña, publicarlo casi una epopeya, y lo que se escribía, se tenía pensado como un legado que permanecería en esas hojas para siempre. Esto es, la historia no era cualquiera, la trama y el mensaje se preocupaban por la existencia, el ethos, el pathos, o el eros, y los elementos que conformaban los capítulos debían ser increíbles. Hoy en día muchos escritores publicados carecen de una fuerte y consolidada formación académica, cultural e intelectual, quizá porque hoy en día es más fácil publicar, y por qué el fin en sí mismo no es tanto las obras, o el mérito de estas, sino el mercado, lo que se vende, la trama que produce ganancias, los personajes que generan dinero, la banalidad de los instantáneo. La mentalidad úsese tírese. Desde esa concepción, por supuesto la creatividad se convierte en un instrumento más del sistema del dinero… En fin.

Dudo haya un experto en Borges, por más que se lean sus libros, por más que muchos estudiantes de posgrado se quemen las pestañas, es muy difícil capturar la esencia de la literatura borgiana. Se han escrito cientos de ensayos, y de libros en torno a la literatura de Borges, su vida, sus contradicciones políticas, y sus logros, en su larga existencia como intelectual de una América que se debatía en un mundo bipolar. Sus libros incluyen: Historia universal de la Infamia (1935), Ficciones (1944), El Aleph (1949), Laberintos (1962), El libro de Arena (1975).

“Vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo”.

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo, nació un 24 de Agosto de 1899 en Buenos Aires, Argentina y falleció un14 junio de 1986 en Génova Suiza.

Alberto Roblest