By hola | Published | No Comments
Esta es una de esas novelas que inician en la salida y llegan a la meta en un desplazamiento directo por toda una carretera llena de competidores. “Muerte contrarreloj” es la historia de un corredor profesional cuya posición es la de ser el “segundo” en el equipo, esto es, el que abre paso al líder y es el teniente del general que le sigue.
“Muerte contrarreloj” está lleno de altibajos y de bastante misterio. El contexto son los Pirineos, hoteles aislados y paisajes hermosos que se convierten en paredes blancas para los competidores que llevan los cinco sentidos concretados en el asfalto. Por supuesto las fiestas, el glamour que ofrece el Tour de Francia y algo que nadie se esperaba: la extraña muerte de varios ciclistas.
El Tour de Francia es quizá de entre las competencias mundiales la más importante y más prestigiosa. El campeonato de esta carrera es justamente la plataforma ideal para el enfrentamiento; no solamente de deportistas, mecánicos y entrenadores, pero también la gran riña entre las corporaciones detrás de este deporte que se ha convertido en un negocio… como casi todo en este mundo infame.
“El ciclismo no es un juego: se dice “vamos a jugar al fútbol al básquetbol, o tenis”, nadie dice, “vamos a jugar al ciclismo” porque el ciclismo no se juega, en el ciclismo se pelea, en el ciclismo se combate”.
La crítica va también por ahí, dado que hoy en día el deporte de alto nivel no es más que una maquinaria aceitada del hacer dinero entre firmas -que entre otras cosas- venden bicicletas, cascos, tenis, camisetas, gorras y todo lo otro que se les ocurra; el asunto es vender, para los competidores competir, claro.
El descenso del Tourmalet es casi tan legendario como el ascenso y mucho más peligroso: 30 km en caída libre por caminos precarios poco menos que terrazas al abismo, en los que volamos a veces a más de 70 kilómetros por hora.
La novela nos relata las vicisitudes de un grupo de atletas que compiten por el Tour, y las presiones a las que se enfrentan los deportistas de alta competencia, además del sufrimiento físico de la carrera. El texto nos habla de la cotidianeidad, pero también de las dificultades de estar en una bicicleta bajando a más de 100 kilómetros por hora en curvas cerradas; compitiendo con otros que vienen atrás y otros que enfrente te cierran el paso. ¿Será acaso esto la vida?
Cada cual se encierra en su fatiga y sus demonios, en lo que hizo o dejó de hacer en la carretera, en la esperanza de que el masaje que nos espera en el hotel logré llevarse el pequeño tirón que podría transformarse en esguince.
En la historia, la superación tiene un papel muy importante, dado que el personaje tiene que sobrepasar su rol de segundo y ganar a su amigo, o el que se dice ser su amigo: Steve, la estrella del equipo; el de las chicas guapas, el comercial en la tele, la marca de calzoncillos y los autos deportivos. La historia nos adentra en la realidad del negocio qué es hoy en día el ciclismo profesional; donde abundan la publicidad, los comerciales, las firmas, los patrocinadores, los equipos carísimos, las estrellas, los grandes salarios y toda la parafernalia de show business; esto es la intriga, el espionaje, el complot y las patadas bajo la mesa… ¿el crimen?
“Muerte contrarreloj” es una obra en torno al esfuerzo, en ocasiones sobrehumano qué se necesita para triunfar.
Muerte contrarreloj, Jorge Zepeda Patterson. Editorial Planeta 2018.
Alberto Roblest