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La cueva de Altamira es sin duda alguna, uno de los sitios más importantes del patrimonio de la humanidad. Su arte en roca tendrá una edad de 22,000 a 13,000 años AC. Fue el primer lugar en la que se identificó arte del Paleolítico y es uno de los ejemplos más espectaculares de arte prehistórico en el planeta. Por lo tanto, no es sorprendente que haya suscitado interés mundial de arqueólogos, amantes del arte y público en general, desde su descubrimiento en 1879.
Encontrar el equilibrio perfecto entre la curiosidad y el deseo de la gente por el conocimiento, y la preservación de un sitio tan frágil como este –cómo lo son en general todos los lugares arqueológicos-, no es una labor simple. Aprovechando el simposio organizado por la Universidad de Georgetown denominado “El arte de la conservación: Preservando y Protegiendo nuestro patrimonio” y la presencia de la directora del Museo de Altamira en Washington DC, Hola Cultura realizó una entrevista a Pilar Fatás la directora de tan importante sitio.
HC- Si bien entendemos el museo nacional de Altamira se abrió apenas en 2001, ¿cómo era antes de eso el proceso de visita a tan importante sitio arqueológico?
El Museo Nacional de Altamira fue creado en 1979 como institución para la gestión de la cueva de Altamira. El museo gestionaba las visitas a la cueva de Altamira a través de un sistema de solicitud previa. Desde 1982 hasta 2002 solo 8500 personas al año podían visitar el sitio. En 2001 se inauguró el nuevo Museo de Altamira, que incluye una réplica exacta de la cueva, además de unas instalaciones modernas que permiten prestar todos los servicios que un museo ha de ofrecer a sus visitantes en el siglo XXI.
HC- Aproximadamente, ¿cuántas personas visitan este patrimonio universal al año? ¿Y porque?
El museo es actualmente visitado por unas 250.000 personas al año. Altamira es conocida internacionalmente por ser una manifestación excepcional del arte rupestre paleolítico.
HC- ¿Por qué es importante preservar la herencia cultural? ¿Cómo y cuál es el proceso de preservación, se utilizan nuevos materiales, nuevas técnicas?
Es deber de todos preservar nuestro patrimonio cultural para generaciones futuras; es efectivamente nuestra memoria y por eso ha de ser legada. En el caso de Altamira, la conservación se basa en la prevención, es decir mantener la cueva en las condiciones más estables posibles para frenar o ralentizar los procesos naturales de deterioro.
HC- ¿Qué tan cierto es que el sudor y el aliento (dióxido de carbono) de los visitantes dañaron por muchos años la pintura y casi se pierde? ¿Qué se hace ahora para contra restar eso?
En los años 70 la cueva era visitada masivamente. Hasta 170.000 personas accedían anualmente. Esto puso ciertamente en riesgo las pinturas. Como decía antes la clave para la conservación de Altamira es mantener su entorno medioambiental estable. La presencia humana altera parámetros como la temperatura, la humedad o los niveles de CO2 que pueden desencadenar procesos que llevan a la pérdida de pinturas. Pasado ese periodo se estabilizó el microclima con la restricción de visitas, actualmente la máxima es que sólo 5 personas a la semana pueden acceder a la cueva de Altamira.
HC-¿Que se siente estar adentro de la cueva? ¿Se tiene una idea de quien o quienes pintaron la cueva y por qué?
El sentimiento es emoción. Poder admirar esta obra de arte realizada por nuestros antepasados hace milenios es sobrecogedor. El arte de Altamira y del resto de cuevas con arte rupestre está realizado por personas paleolíticas. Hoy no sabemos el porqué, pero estamos ante la expresión de su pensamiento trascendente. Ahí quedaron expresados en imágenes sus pensamientos, sus creencias, su mundo simbólico.
HC-¿Es una simple escena prehistórica de animales corriendo, o tiene otro significado relacionado con el arte, la religión, o es un homenaje a la cacería?
En el arte paleolítico no se representa todo el mundo que les rodea. Hay una selección intencionada de los animales que graban, dibujan y pintan, además de signos abstractos y algunas representaciones humanas como las manos. Esto implica que para ellos tenía un significado, pero nosotros desconocemos el código para entenderlo.
Pilar Fatás directora del Museo de Altamira y el Centro de Investigación de Altamira desde 2001, pertenece al cuerpo de español Conservadores de Museos desde 1999. En el museo, entre otras actividades coordina los servicios para el público; incluyendo información, educación y comunicación, así como el calendario de exhibiciones temporales. En el campo de la gestión cultural ha sido asesora de varios proyectos internacionales; como el del Centro Cultural de España en México en 2002. Actualmente coordina un proyecto de arte arqueológico e investigación en Paraguay, el cual es dirigido por el Museo de Altamira. Para más información: Museo de Altamira.
The Art of conservation: Protecting & Preserving our Cultural Heritage, 4/04/2016, 5:30 pm. GU. Organizado por el Instituto de Investigación Italiana de la Universidad de Georgetown, en colaboración con la Embajada de Italia, el Instituto Italiano de Cultura, y la oficina de asuntos culturales de la Embajada de España. Foto por Pedro Saura, Museo de Altamira.