By hola | Published | No Comments
Housing se nos presenta como un vocablo neutro en el contexto del desarrollo urbano, de la preocupación por las viviendas con todas sus implicaciones políticas, sociales, económicas y de otras índoles, algunas de las cuales se han tratado en otras columnas de esta revista. Aquí se entrega una aproximación más sentimental, más afectiva, más personal del housing, la casa, más allá del antes aludido proyecto de la comunidad.
La casa como acogida, como hogar, como nido, como refugio, como sueño y derecho de cada ser humano y familia, esa que expresamos con la calidez latina, hispana de nuestras raíces al decir “mi casa es su casa”. Es ese lugar íntimo en el que nacemos, crecemos, nos afincamos y compartimos con familiares, amigos, que nos visitan. La casa que compone y se multiplica en un vecindario con el que nos identificamos, nuestro barrio, que tiene sus propias características, significados y hasta idioma, al que sentimos pertenecer de una manera personalizada dentro del anonimato de la ciudad o el territorio amplio sin aferramiento.
La vivienda que construimos no solo con ladrillos, madera, adobe u otros materiales sino sobre todo con el amor que la alimenta y anima cada día, en sus dormitorios, cocina, comedor, pasillos, salas, baños, ventanas, garajes, patios, jardines, terrazas, sótanos, grandes, pequeños, siempre activos con el vivir de sus habitantes, de quienes la estiman y visitan, a través de sus puertas cariñosamente abiertas y en la intimidad de sus paredes vivas. No importa que se trate de un departamento, un piso, una casa separada o adosada ni las dimensiones de su arquitectura, siempre que esté construida con amor.
La política se ha adueñado de su ensueño al nombrar los recintos presidenciales o reales como Casa Blanca (EE.UU.), Casa Rosada (Argentina), Casa de Nariño, Casa del Rey. Hasta el dinero tiene su Casa de la Moneda. O, con connotaciones de tipo cultural, como las Casas del Libro, Casas de la Cultura, Casa de las Américas, también en la literatura abundan las referencias como en los conocidos títulos de Casa tomada de Julio Cortázar, La Casa del Silencio del Prémio Nóbel Orhan Pamuk. O son parte del título de cantos, poemas, obras de teatro (“La Casa de Bernarda Alba”), películas, series de televisión (“La casa de mi padre”). Y tantas otras referencias como Casa Bonita, Casa de Luz, Casa de Dios, Casa madre y otros edificios que cobijan gentes dedicadas a servicios comunitarios como las casas consistoriales, casas de beneficiencias, casas de socorro, casas de maternidad. Y también las de no tan buena reputación como las casas de citas, casas de empeño y otras.
En fin, mucho queda por decir, pero siempre será la casa un nido de vivencias, de recuerdos, de seres, de cosas queridas, crónicas familiares, sociales felices y, de no ser tan idealista la situación, “todo queda en casa”, a no ser que en una parranda celebratoria, “echemos la casa por la ventana”.
©Luis Alberto Ambroggio