El mundo del arte está de luto, el pintor de gorditas, como se le conocía entre el gremio al gran artista Fernando Botero, falleció el 15 de este mes en Mónaco. La consternación fue mundial y su despedida muy concurrida.
Nuestras más profundas condolencias para el maestro colombiano que plasmó en sus lienzos a los niños con sobrepeso, a los animales, a los hombres, pero también a las mujeres y a todo lo que sus ojos captaban. En un planeta donde el sobrepeso está a la orden del día, la obesidad abunda en casi todas las sociedades, y el asunto del colesterol y los triglicéridos es tema de sobremesa, Botero seguirá tan actual hoy en día, como siempre. En el “boterismo”, como definía a su estilo, la obesidad no sólo es bella, sino estética. Alguna vez le preguntaron si cuando caminaba en la calle veía a todos gordos, y él, tras sus gafas redondas, entornó los ojos muy pícaros y lo aceptó apenas con una sonrisa, como la de su gato en esta avenida en Barcelona.
Los críticos alabaron sus piezas, los museos continúan coleccionándola, y su obra escultórica y pictórica en general se cotiza alto en las subastas internacionales de arte, y el gremio de coleccionistas, lavadólares y millonarios. ¡La gula al poder!
En efecto, en sus coloridas pinturas todos los sujetos son gordos, pero la intención no siempre es la misma. En ocasiones hace homenaje a los grandes pintores del pasado como a DaVinci o a Carvagio; en otras se mofa de la sociedad encumbrada y del arte mismo, como en su serie dedicada a Abu Ghraib; y a veces, sólo retrató estampas de su tierra natal. Su obra invita a la sonrisa, pero también a la denuncia. El trazo de Botero es limpio y firme, define en detalle a sus personajes, en ocasiones tan gordos que apenas caben en el cuadro. Botero inaugura esta temática en la pintura realista, y nos trae a colación un mundo exótico lleno de palmeras gordas, plantas y animales con sobrepeso, seres enigmáticos todos ellos rubicundos y rollizos.
Si uno se detiene enfrente de estas obras, regularmente de gran formato, y repara en detalle en los seres plasmados en el lienzo, uno podrá notar de alguna forma, pero sobre todo en los ojos de estos sujetos, un vacío grande, a veces un dejo de soledad, en otras asoma la dureza en las pupilas como cuando se enfrenta el juzgamiento social; en los globos oculares de estos gordos hay crítica, te están analizando, te están viendo y te están juzgando por ser prejuicioso. Hace muchos años en América Latina se pensaba la gordura infantil era significado de buena salud, que estaban sanos, comían bien y bla bla bla, hoy en día sabemos que un niño gordo es porque tienen algún problema en la tiroides, sufren de ansiedad infantil, o come mucha basura que sus papás les dan todos los días, dígase McDonald’s u otra comida de cadena comercial. Nunca en la historia de la humanidad la comida fue más engordante, el caso es que la obesidad hoy en día es un signo obviamente de mala alimentación, de un desbalance alimenticio, un problema de tiroides, pero también de clase social, de educación, desinformación, y otras. Hasta antes de la huesuda Barbie, las mujeres voluptuosas eran bellas y gustaban, hoy en día habemos un sector de la población varonil que seguimos gustamos de las mujeres voluptuosas, con carne, con buena cintura y curvas. Lo que quiero decir es que Botero no estaba solo en eso.
Algunos de sus detractores sostienen que su arte es decorativo y simplemente comercial. Otros afirman que su obra promueve la obesidad y el exceso; algunos le echan en cara que se autodefinió como pionero en pintar seres voluptuosos en el lienzo, cuando no lo fue pues en mucha de la obra renacentista ya aparecían…
Detractores siempre habrá, lo evidente fue su estilo único, de este gran maestro latinoamericano del arte, de tal forma que nadie se equivocaría al ver a una gordita en un cuadro; lo mismo a la Mona Lisa, que a Eva, que el ilustre Pablo Escobar, el narco colombiano siendo abatido por las balas.
En Colombia continúan los homenajes, en los museos del mundo las exhibiciones, y al menos se preparan dos libros en torno a este gran maestro contemporáneo del arte. In memoriam.
Alberto Roblest
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Me encanto tu articulo Alberto, muy claro en tus opiniones y sobretodo, la critica que haces referente al estilo de vida que llevamos ,donde todo es rápido y muchos no nos tomamos el tiempo para comer responsablemente y consecuentemente, parecernos cada día mas a la obra del maestro Botero,QEPD.