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Esconder los libros, quemarlos

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Cuando se habla de esconder, condenar, ocultar, encerrar, silenciar, callar, excluir, contener y quemar libros, entonces entramos en la barbarie, así de simple. Y la barbarie no es más que ignorancia, incultura, violencia, inhumanidad y estupidez. Los libros representan el saber, la inteligencia, la humanidad, la educación y la historia.   

Cuando un político enarbola y afirma que hay que modificar la historia a su conveniencia pues ofende su discurso y su visión cerrada y mediocre, entonces entramos en la irracionalidad, la locura y el desvario. ¿Recuerdan a Hitler? Ese personaje de bigotito y botas altas puso en la hoguera cientos de libros, pero también pinturas y obras de arte únicas. Durante muchos siglos la Iglesia Católica, pero también otras religiones, se dedicaron a la quema de libros “ peligrosos” pues atentaban contra su verdad, conveniencia, privilegio y estatus.  

Cuando los gobernadores republicanos de Texas, Nuevo Mexico y Florida no sólo afirman, sino lo hacen ley, que es importante eliminar cientos de libros del currículum escolar y de los estantes de las bibliotecas públicas, pues en su opinión son peligrosos… Hay que protestar.  

Atentar contra la verdad historica, o contra la teoría de la evolución, como pretenden estos hombres, es un acto de censura y barbarie. Los peores momentos de obscuridad, están marcados por la censura de libros. Atentar contra los libros es atentar contra la educación, el saber, la verdad y la historia. La historia es la memoria de todos nosotros y es muy importante recordarla y tenerla en mente, pues gracias a ella podemos evitar los errores cometidos en el pasado, podemos evolucionar y llegar muy lejos. Sin conocimiento el ser humano estaría todavía en las cavernas. Los libros encierran conocimiento, verdad, encierran todo lo que somos, fuimos, y seremos. Los libros en cualquiera de sus formatos, son la base de nuestro ser.

¿Qué les indigna a estos retrógradas? Resulta que en los libros los hombres blancos se ven mal, hacen mucho daño, cometen muchos abusos, se roban todo lo que pueden y además castigan al resto de formas muy crueles. También pierden batallas, cometen traiciones, venden a su patria y después se ríen a carcajadas de su bajeza. Mal, mal. El Hombre blanco siempre debe ser guapo, heroico y con superpoderes.

Estos políticos oportunistas qué piensan qué eliminando la verdad -para continuar en el privilegio-, pueden construir una realidad alterna, se equivocan. Podran hacerlo temporalmente, si, pero la verdad un día sale, un día flota como un muerto en el río, un día nos espanta de un susto y nos pone una cachetada. Esa es su función, aunque nos avergüence, nos duela, a veces nos golpee muy fuerte, la verdad y el pensamiento, cómo la historia son innegables, pero también son la esencia de la memoria, de la ética, de la moral y del saber.

En el mas reciente capítulo de censura en USA, los opositores a la “Critical Race Theory” pretenden negar la esclavitud pues pone a los blancos como los malos de la película, los villanos, los esclavistas… pues lo sentimos mucho, pero así fue. Los negros estuvieron encadenados del cuello mientras trabajaban, fueron golpeados con látigos cientos de veces hasta que los mataron, las mujeres esclavas fueron violadas y asesinadas. Los mexicanos fueron colgados de los árboles, quemados en piras de fuego, eso es la verdad, el resto es la simulación de un grupo de políticos blancos que pretenden rehacer la historia a su conveniencia porque atrae votos supremacistas y billete para sus negocios.

Una cosa si está comprobada, pueden quemar los libros, hacer cenizas las portadas y todas las palabras en ellos, pero las ideas se conservan, siguen ahí, porque las ideas son la semilla del saber. Ningún libro es quemable, ningún libro es prohibido, ningún libro es de exclusividad de ciertas personas, como dijimos, los libros desde su origen son la representación inmediata de la creación, de la cultura, de la instrucción y el entendimiento. No permitamos que nos prohíban los libros en las escuelas, qué nos los quiten de los estantes de las bibliotecas, qué los quemen en la puerta trasera del discurso político. Aplaudimos fuertemente la decisión de la biblioteca pública de Nueva York de no censuradas ningún libro, ni de sacarlo de sus estantes, de no esconderlos porque por más que se esconda la verdad, esta volverá impoluta. No permitamos la fake history, la disneylandización de lo sucedido. No permitamos que nos escondan la esencia de la que este país está formado. Cuándo escondemos la verdad nos ahogamos en la mentira y tendemos a la desaparición.

Alberto Roblest