Skip to content

El viejo, el joven y el mar

By | Published | No Comments

El Teatro Gala, nos engalana con el estreno mundial de una obra que toca una de las yagas de la historia, no sólo de la historia interna de España en 1924, sino de Latinoamérica, África y Asia. Irma Correa -originaria de las Islas Canarias-, escribe un drama en que une y encarna esta batalla. Las Islas Canarias se encuentran en medio del Atlántico situadas al oeste del Sahara Occidental. Las islas fueron conquistadas en 1496 por España y hasta ahora siguen formando parte de ese país.

El personaje sobre quien se centra este episodio histórico es el célebre escritor y filósofo español de origen vasco, Miguel de Unamuno (1884-1946); ensayista, novelista, poeta, dramaturgo, profesor y rector de la Universidad de Salamanca. Para los que no sepan, este hombre perteneció a la denominada generación del 98. Esta generación de intelectuales recibe el nombre, después de la derrota político-militar sufrida durante la guerra hispano-estadunidense. En la cual España pierde las colonias de Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico.

La trama de la obra gira alrededor de los diálogos en el exilio en la isla de Fuerteventura (Islas Canarias) entre Miguel de Unamuno (Horacio Peña) y Cisco (Víctor de la Fuente) un pescador local que sirve en el hotel-prisión como su camarero y lo atiende con gran esmero durante su estancia de cuatro meses en 1924. El escenario de la obra es un cuarto de hotel con dos ventanas; suelo y paredes de color arena que recrean la aridez y la soledad del lugar. Cisco en sus diálogos discute con Unamuno su obsesión con poder cazar a Moby-Dick. Al igual que Ishmael, el personaje principal de la novela de Herman Melville, Cisco quiere zarpar a América para cazar al cactáceo. Cisco imita a un pescador de Fuerteventura  que queda casi paralizado al tratar de arponear al mítico animal, y al igual que el capitán Ahab usa una pata de palo como en lo novela de Melville.

Miguel de Unamuno

Unamuno, también está paralizado o encarcelado dentro de una cueva o quizás dentro del vientre la mítica ballena, ya que también como el capitán Ahab, ha perdido su libertad al enfrentarse con su pluma a otro animal político, el Estado Español. Unamuno con sus discursos, artículos periodísticos y libros había criticado y burlado del general Miguel Primo de Rivera, quien en el 13 de septiembre de 1923 había dado un golpe de estado en España, con el apoyo tácito del rey Alfonso XIII. Unamuno fue “uno de los dolores de cabeza más grandes” que tuvo Primo de Rivera.  La dictadura es encarnada por un militar (Delbis Cardona) jefe de la guardia quien trataba de controlar e intimidar al escritor, dándole órdenes durante su estadía en la isla. Pero Unamuno no sólo provocaba con sus artículos a la dictadura, sino que también le gustaba tomar el sol como a Dios lo trajo al mundo, y escandalizar a todos provocando las quejas de los vecinos. En un dialogo, el militar le reclama porque Unamuno estaba en contra, y que el escritor no tenía el valor de ir a pelear por una de las ultimas colonia del Imperio. Este militar encarna a la soldadesca enviada a luchar la guerra en Marruecos, entre España y los bereberes (1920-1927). En dicha guerra más de 47 mil soldados españoles murieron en la intervención –quedándose sin mencionarse las muertes de guerrilleros y civiles, así como el uso de gases venenosos como el mostaza, para contralar la rebelión.  Unamuno le responde, que él también ha estado en las trincheras como reportero en Italia en 1917, durante la primera guerra. Es aquí donde se puede relacionar con la vida de Ernest Hemingway, quien también fue reportero durante la guerra civil española. Este destierro hizo de Unamuno una figura internacional, ya que en Europa intelectuales de la talla del premio nobel francés Romain Rolland y el escritor italiano Gabriele D’Annuncio protestaron, y al mismo tiempo su encierro generó un aumento la venta de sus libros en todo el mundo. Unamuno también fue interrumpido por otras visitas que representan el furor causado por su destierro.  Henry Dumay (Delbis Cardona), director del rotativo francés Le Quotidien, con quien planea fugarse de la isla.  Y la llegada de Delfina Molina (Luz Nicolás), quien fue una escritora y profesora argentina, con la que había intercambiado cartas de amor y de literatura durante 20 años. La poetisa traía su propio plan de fuga. Quería alquilar un barco para que Unamuno se escapase con ella a la Argentina. El panorama de amor y su propuesta de escape asustó a Unamuno, quien rechazó ambas ofertas, ya que tenía preparado su propio plan de fuga, la cual se llevó a cabo, ya enterado  de su amnistía. El escritor invita a Cisco a fugarse con él rumbo a Paris, y le promete ayudarle para ir a América en busca de la ballena. Unamuno finalmente logró escaparse a escondidas en un barco y encontró refugió en París. La obra termina en un dialogo entre el militar y Cisco, en la cual el público se entera que en realidad el pescador no era nada sino un informante.

Como es costumbre el equipo artístico de Gala hace gran puesta en escena; una reflexión histórica y a la vez contemporánea de un intelectual que se enfrenta el poder.

El viejo, el joven y el mar De Irma Correa, dirigida por José Luis Arellano. Teatro Gala. Del 7 de febrero al 3 de marzo.

Román Santillán