By hola | Published | No Comments
De nuestra gustada sección: LEER DC, desde la cual promovemos la lectura entre la comunidad latina de Washington a través de reseñas de libros que se pueden encontrar en la Biblioteca Pública de la ciudad.
Según los cánones de la justicia, aquel individuo que hace algo malo, al margen de la ley, o sólo viola el derecho en cualquiera de sus formas, debe pagarla, de algún modo. Esto es, que debe ir a la cárcel, deben sacarle un ojo o cortarle una mano, ya de perdida debe costarle una enfermedad, una maldición, o un castigo divino. En el peor de los casos, la muerte, claro.
En los cuentos que reúne esta antología, prevalece la pregunta; ¿realmente el que la hace la paga?, o sólo se sale por la tangente y la libra. Ya porque se escapó por la puerta trasera, se escondió en un paraíso fiscal, resultó amigo del juez que lo absolvió de todo delito. Aunque también porque la única prueba implicatoria se extravió de camino al laboratorio. Quizá porque la imagen en la cámara de video que le inculpaba fue demasiado borrosa y no sirvió como prueba de caso… o imagínese usted las muchas otras formas de sin pagarla, hacerla… Se han dado y se siguen dando casos tristemente.
Casos irresolubles, casos cerrados desde antes de cometerse, crónicas policiacas, novelistas vueltos investigadores, criminales vueltos policías, amor, ternura, pero también muerte, siempre rondando como en la vida real… Que de esa huesuda no se escapa nadie.
“Soy un servidor con muchos medios, pero sin dignidades. Yo soy el que aseguro la permanencia del hombre sobre la tierra porque conservo a los que mandan y al orden”.
La literatura “negra”, o si se prefiere, hard-boiled como la llaman los franceses, se ha escrito en Latinoamérica desde los años 40s, y ha sido ensayada por grandes plumas como la del maestro Borges, Adolfo Bioy Casares, o Mario Vargas Llosa, entre otros. Aunque no es sino hasta estos últimos años que se ha popularizado bastante entre los autores latinoamericanos jóvenes.
Se define como literatura negra, dado que la ambientación de las historias es sombría, persisten los escenarios nocturnos, hay uno o más muertos involucrados y en la mayoría de los casos los personajes son antihéroes. Ya policías borrachos, o corruptos, investigadores privados medio locos, o periodistas con poca ética.
“El que la hace… ¿la paga?” con un excelente prólogo de Vicente Francisco Torres, reúne trabajos de maestros del género como Silvina Ocampo, Adolfo Pérez Zelaschi, Rubem Fonseca, Luis Enrique Délano, Ramón Díaz Eterovic, Manuel Mejía Vallejo, José Marín Cañas, Ignacio Cárdenas Acuña, Mario Monteforte Toledo, María Elvira Bermúdez, Luis Arturo Ramos, Ernesto Cardenal, Carlos Garayar, Luis Rafael Sánchez, Virgilio Díaz Grullón y Luis Britto García.
Plumas más conocidas unas que otras, escenarios diversos que van del campo a la ciudad; y de la oficina de un periodista, a la celda de un secuestrado; de los ojos de un viejo en su silla mecedora, a los pasos sigilosos de un joven dándose a la fuga. Trece países representados en este tomo de cuentos donde los transgresores de la ley son los héroes, y el enigma es la clave fundamental para entender que la balanza donde se pesa la justicia no siempre funciona bien, o está mal ajustada.
El que la hace… ¿la paga? Antología de cuentos. Colección latinoamericana para jóvenes. Ed. Coedición Latinoamericana, 2006, México.
Alberto Roblest