By hola | Published | No Comments
Quien no ha escuchado la frase “Darse de topes contra la Pared” O aquella que dice “Hasta tocar Pared” O aquella otra que increpa “De lleno contra la pared”. ¿Qué significado tiene la presencia de un muro o una alta pared en nuestro camino o en nuestra vida?
Las murallas protegen propiedades, mega casas, herencias, dinero y joyas, se elevan entre países marcando delimitaciones, separando culturas o ideologías (Gaza, Alemania, Tijuana, Pompeya, la más grande de todas la de China, sólo por mencionar). Las paredes son grises, mudas, duras, frías, brutales.
Los muros se edifican para diferenciar clases o nacionalidades, para impedir la tentación o eliminar la vista de lo más feo o lo más hermoso. Paredes hay muchas. En unas se llora (el muro de los lamentos), en otras se reza (el monumento a los caídos en Vietnam en DC) y en otras mas simplemente se sufre (como en el muro de la vergüenza que separa México de USA o Wall Street). Se argumenta que es una necesidad para mantenerse guarnecido, fortificado, artillado, amparado. Aunque no es otra cosa que un monumento a la ignominia, a la insensibilidad, al desdén, a la displicencia, a la abyección.
Falso es que la pared nació en la mente, nació con la propiedad privada. Impide, contiene, retiene, sostiene. Se escala, se derrumba (como en el filme The Wall de Pink Floyd), se construye o se pinta; ya con un mural, ya con un grafiti, ya con sangre.
En la Edad Media fueron famosos los soldados que llegaban primero a la cima del muro venciendo la amenaza del aceite caliente, las flechas o los venenos. Famosos fueron también los arquitectos que diseñaron las fortalezas más impenetrables, los inventores –incluido Leonardo Da Vinci- que ingeniaron grúas y otros sistemas para derribar paredes. Pero también años mas tarde, ya en el Renacimiento, los artistas autores de grandes frescos y murales que adornaron edificios públicos y templos en Europa, como Michelangelo. Pero también en Asia, en África y en América… Imaginen ustedes la ciudad maya de Bonampak cubierta de colores desde su entrada hasta el final de la última pirámide. ¿Impresionante qué no? La muralla de Gaza contiene quizá algunos de los más interesantes e imaginativos grafitis que se hayan hecho para abrir una ventana en ella. El muro de Tijuana presenta al visitante imágenes sublimes, gritos de rebeldía.
Toda muralla es una ignominia, más si amenaza con convertirse en un problema ecológico para el hábitat de cientos de especies animales que noche a noche cruzan el desierto en lo que es su casa. Toda muralla simbólicamente lleva algo de miedo, de odio, de impotencia y de terror, más si esta se encuentra reforzada por hombres armados, drones de vigilancia, satélites y cámaras, cientos de ellas.
Se emigra por hambre, por miedo, por terror, por necesidad, por sobrevivencia. Habría que atacar el problema, no imponer una solución a todas luces infame, brutal y amnésica.
Octavio Lasañe
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