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El jueves pasado en la libreria Pórtico, el poeta y Presidente de Academia Norteamericana de la Lengua Española Delegación Washington DC, Luis Alberto Ambroggio, presentó su nuevo libro de cuentos titulado: Cuentos de Viaje (para siete cuerdas y otras metáfisicas).
“Estos cuentos proponen conocer y reflexionar sobre toda clase de viajes entre ciudades, países y continentes. Pero sobre todo, viajar entre los mas diversos momentos de la experiencia cotidiana”.
Instrucciones para meter la pata
Sostenga acaloradamente una generalización que tiña de culpa una etnia, religión, profeta o político. Opine, sin ser preguntado, por la edad de una mujer o suponga cuando la vea con su esposo que éste es el padre de ella y lo salude en voz alta como tal ante todos los amigos y familiares presentes, en una reunión de bodas o cumpleaños. Envíele saludos a un finado. Exponga (absorbiendo la conversación) lo obvio ante una audiencia de inteligentes e interprete estúpidamente la risa de los mismos como la aprobación de su presumida sabiduría y supuesto descubrimiento original de lo que está diciendo, pero que en realidad equivale a lo que todos saben desde el primer grado. Cite como griego al Dante, a Canadá como un país asiático, como cubano a Cervantes, al Papa Juan XXXIII como mahometano, como reina de Inglaterra a Marilyn Monroe, a Shakespeare como alemán y a Jorge Luis Borges como el campeón mundial de box. Hable mal de una persona a esa misma persona pensando que es otra persona. Presuma conocer un idioma cuando las únicas palabras que sabe son Al-hamdu-lellah (gracias a Dios) y utilícelas reiteradamente, ante la mirada incrédula de quienes lo rodean, cuando su apreciada y anciana interlocutora libanesa, en una reunión social, le esté comentando tristemente sobre la muerte repentina de su querido esposo. Con un suave desliz, pero desafortunada eficacia, apriete una tecla junto con otra que, sin decirlo, “borre” (delete) en vez de la de “archivar” (save) el documento, afiche, diseño de página, extenso mensaje cibernético cuya última versión había finalizado recién con sudor y lágrimas, luego de trabajar en él por las últimas ocho horas, consumiendo un día entero de su vida, tres meses de concepción y dolores de parto, innumerables células cerebrales y la vista. En todo caso, piénsese inmune, nunca aprenda la lección y jamás se cure de espanto.