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Animalia, cuentos de Julio Cortázar, reseña

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Entramos a un nuevo cambio de estación. Los animales se encuentran felices y los pájaros trinan en los árboles que se hallan plenos, verdes y vitales.

Para recibir con los brazos abiertos al verano, cuando la flor y la fauna florecen, aquí una reseña dedicada a nuestros coterráneos de los que hemos abusado a más no poder y pedimos disculpas: los animales. 

Animalia es un libro de Julio Cortázar que la editorial Alfaguara publicó el año pasado. Como su nombre lo indica, es una colección de cuentos donde los habitantes de estas historias son animales, u hombres que actúan como animales, y animales que pretenden ser hombres. Algunas de estas piezas son sencillamente hermosas y magisterialmente escritas por este gran maestro de la literatura argentina. El libro está plagado de presencias, obviamente gatos que le gustaban al autor, pero también la ciudad de Buenos Aires, por supuesto algunas ciudades de Europa, sobre todo París, donde el gran Cronopio, como se le conoció a este escritor, trabajó un tiempo y vivió ahí.

El cuento “Axolote” es esplendido y no sólo inicia el volumen, sino que resulta un homenaje a este hermoso ser exclusivo de México, habitante de Xochimilco y que los Aztecas adoraban. El cuento es mágico, y nos hace hincapié en la importancia de vivir a veces bajo el agua, y en otras ocasiones vivir bajo sobre tierra. En el texto también hay osos, ratones, tortugas, camellos, castores, hormigas cucarachas, mosquitos, caracoles y Cronopios, estos últimos un invento de su propia pluma, para describir a personas, o seres especiales, particulares, y a veces extraños. La selección de los cuentos se debe a Aurora Bernardes, y las ilustraciones son de la artista Isol Misenta.

Cortázar es sin duda uno de los grandes maestros argentinos de la literatura, autor de novelas como “Rayuela”, “Modelo para Armar” y “Final del juego”, y de varias colecciones de cuentos. Esta nueva antología reúne 21 piezas, algunas más cortas que otras, y tratan y retratan no sólo la vida animal, sino la animalidad en general. -Incluida la animalia que nos invade a veces y en otra no sale por los poros como seres humanos.

“Tortugas y Cronopios” es un microrrelato de apenas cinco líneas que resulta sencillamente simbólico. Se trata de una tortuga a la que un cronopio transforma en una golondrina, con el trazo de una tiza.  En contraste, o en el otro extremo por decirlo así, el cuento “Satarsa” es una obra cruel, donde todo un pueblo se alimenta de atrapar ratas y venderlas. Aunque la ambición causa una tragedia entre un par de amigos que creen que pueden cazar al rey de las ratas. Las ratas como símbolo de la avaricia, las ratas como símbolo del engaño, las ratas como peligro y doble veneno. En el cuento “Paseo entre las jaulas”, Julio nos dice que hay una máquina llamada causalidad, que es invisible, y nada más que un simple sistema de engranajes de agua, o aire que transmite su fuerza por la vía del tiempo. Otro de los cuentos a resaltar, es una historia titulada “Sobre la exterminación de los cocodrilos en Auvernia”, este cuento trata de unos cocodrilos inexistentes que nadie ha visto, pero que son un problema en el pueblo, a tal grado que las autoridades se enfocan en matar estos cocodrilos inexistentes, y montan toda una campaña y se gastan el presupuesto. Y aunque ninguno de los campesinos ha visto cocodrilos, obviamente han aparecido animales muertos, y otros se hallan desaparecidos. La desaparición de animales genera problemas entre los vecinos, sospechas, calumnias, etcétera. Un cuento en torno a la ausencia, la presencia, la manipulación de la verdad y la incredulidad en la mentira, el poder de la construcción de hechos como la justificación de los políticos y las autoridades, en ocasiones para gastarse el dinero y aprovecharse de los recursos.

“Circe”, es otro de los cuentos que integran la colección y trata de una relación de amor entre una pareja, o quizá de un triángulo amoroso que se da entre una ausencia, un muerto y el amigo de este, y la viuda, que sencillamente también resulta un ente.

Los cuentos de la colección forman parte de la zoología de este autor, preocupado por el comportamiento de los animales, principalmente fascinado por los gatos; esos seres taciturnos que, mirando en la noche con sus ojos brillosos, lo ven todo.

Aurora Bernardes, albacea y ex esposa de Julio, y a petición de la editorial, reunió estos relatos únicos dedicados a la fauna. Algunos de los cuentos de Cortázar parecen simples a primera vista, en la colección hay piezas optimistas y trágicas, y algunas que son sencillamente poéticas. Otras muy divertidas, aunque todas son piezas de palabras que conducen a pasillos de significados. Las ilustraciones también resultan muy adecuadas a las fábulas que se cuentan.

En uno de los cuentos de la colección, el propio Julio Cortázar nos invita a su zoológico particular, y en una historia que semeja un diálogo, Julio le platica a otra persona, y esta persona nos platica a nosotros en torno a un autor y su fascinación por los animales y la larga historia de la literatura por este gusto.

Sin duda Julio Cortázar fue no sólo un gran observador de la fauna animal, sino del espíritu humano. En estos cuentos, además de juegos de palabras, y palabras que construyen animales, los animales están presentes como seres particulares de una casa habitada por seres creados en la imaginación a través de la influencia de nuestros compañeros del mundo.

“Animalia”, 2023, Julio Cortázar, Editorial Random House Penguin.

Alberto Roblest