By hola | Published | No Comments
Un gran saludo a todos los jóvenes que marcharon, protestaron y se rebelaron en el COP26 en contra de las megacorporaciones de la energia, la hipocrecia de los países ricos, la sorna de las clases altas, pero sobre todo, la indolencia y complicidad de los políticos expertos en el bla bla bla y el dinero bajo la mesa. Nos unimos al grito en las calles: ¡ Salvemos al mundo! De nuestra colección de literatura mínima-máxima, les ofrecemos esta parábola.
En lugar de ser un pueblo mágico, era un pueblo trágico. Todos se habían agarrado a balazos, unos contra otros, y los otros con aquellos. El primo de ese, contra el primo de aquél, el amigo del hijo, contra el compadre, el medio hermano contra el tío y así en una secuencia completamente bizarra, el pueblo se despobló más rápido de lo previsto, que digo, se mataron todos, los más con los menos, por una disputa cualquiera. El caso es que el pueblo se quedó sin habitantes, para cuando ya quedaban apenas unos cuantos sobrevivientes a punto de matarse, ya había sido declarado un pueblo fantasma. Que no es lo mismo que mágico, aunque se pretende y el presidente municipal, que vive en un bunker, viendo la oportunidad de dinero, colocó con bombo y platillo una placa que da fe de la magia del poblado. En la entrada al pueblo colocaron una casilla y cobran por entrar y le dan la bienvenida al visitante.
En la noche, dicen, que salen las animas a seguirse peleando y matando entre sí, aunque por supuesto, no corre sangre, sino algo como un vaho que se esparce en el aire en forma de humo, una vez entrada la cuchillada, o una vez salido el casquillo de la bala por el otro lado del cráneo, la soga en el cuello. Los que han atestiguado los hechos, dicen que da mucho miedo.
(Ilustraciones de Álvaro Sánchez. Más del artista, @sancheisdead)
Alberto Roblest