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Durante la década de los sesenta hubo varios grupos artístico-literarios que buscaban una renovación fuerte en Latinoamérica. Habría que considerar las variantes que inevitablemente se dieron en cada uno de los contextos nacionales y que modularon la diversidad de las propuestas estéticas surgidas a lo largo de la década.
Algunos poetas asumieron una postura extrema; se centraron en la temática sociopolítica y acudieron a procedimientos textuales que enfatizaban la intención transgresora. Esto fue, los jóvenes poetas se vinculaban a partir de sus objetivos estético-ideológicos, casi todos de izquierda y de carácter abiertamente subversivo.
El techo de la ballena de Venezuela, Los tzántzicos de Ecuador, El nadaísmo colombiano y La espiga amotinada de México, destacan en entre grupos que compartieron en diferentes grados un similar carácter insurgente y de ruptura.
El poeta ecuatoriano Ulises Estrella describe dicho movimiento poético continental de la década en los siguientes términos: La indignación movió a los jóvenes poetas a lo largo y ancho de América Latina. Se formaron grupos, vanguardias culturales, alentadas por el gran sacudón de 1959: la Revolución cubana. El vislumbre surrealista de transformar la sociedad y cambiar la vida se definía con la idea del hombre nuevo, que necesitaba despojarse de sus adherencias egocéntricas para tratar de entender el mundo y actuar, asumiendo los riesgos, con afán diario y tenaz de jugar un papel en la Historia.
Venezuela, 1960: nuevo gobierno, déficit de metas culturales
Durante los años 1960, la generación literaria que predominó en Venezuela fue conocida como “la izquierda cultural”, o incluso la “guerrilla cultural”. Surge en el marco del derrocamiento de una dictadura militar de derecha en 1958, cuando el país daba pasos incipientes a través de un período democrático que era considerado –por primera vez en toda la historia de vida republicana– como medianamente duradero. En ese marco, los escritores e intelectuales jóvenes detectaron que formar grupos y tener revistas literarias eran un procedimiento eficaz para exponer sus posturas políticas y estéticas, en términos de disidencia dentro de un ambiente cultural que aún seguía dominado por la institucionalidad y la vieja guardia, así esperaban plantear e interactuar en polémicas del momento y, principalmente, dar cauce al diálogo y al debate.
Esta década ha sido considerada como la más fecunda en Venezuela con respecto a grupos artístico-literarios. Tanto en la capital como en el interior del país los jóvenes intelectuales se cohesionaban en torno a propuestas estético-ideológicas. Las neo vanguardias más radicales se mostraban políticamente asociadas a la izquierda revolucionaria de la época.
En las artes plásticas, durante la dictadura se establecieron como ejes la abstracción geométrica y el arte cinético, los cuales se tornarían en los modelos estéticos del oficialismo y en ese talante predominaban en la agenda de los salones, los museos y las galerías nacionales. Los cambios estéticos y temáticas pronto serían diferentes con la introducción del pop art.
Los cambios políticos y sociales que se impusieron atraían nuevos modos para expresar la relación del hombre con su entorno. Muchos de estos autores pretendían una ruptura con el viejo estilo estético y hacer anti-literatura como una forma de “liberar el lenguaje de sumisión a la cultura y al sistema”. Por ello, comenzó a experimentarse con un lenguaje más cercano a lo inmediato, y que, asimismo, permitía el desenmascaramiento y la subversión. Lo escatológico, lo efímero y lo cotidiano se oponían a los cánones de belleza tradicional, trascendencia y legitimación artística. La experimentación, la exploración del horror, la transmutación y dispersión de los valores desdibujaban el principio de determinación estética.
Hoy, la juventud de Venezuela valora y reconoce el aporte plástico y poético de esta generación de escritores y artistas.
Ilustración: Dois dedos de conversa, 1980. Fernando Aguia
César Espinosa
César Espinosa. Profesor, editor de publicaciones, promotor de poesía experimental, precursor e investigador mexicano autor de una veintena de libros y ensayos, creador de poesía visual y arte de la palabra.